¿Medicina y Espiritualidad?
El alma es lo que anima, es decir, lo que dota de vida
martes, 5 de julio de 2016
Impresionismo y El Internado
Se que esto no tiene que ver con Medicina pero es un poco de ocio
http://es.slideshare.net/GabiGarrido/el-internado-63744919
El internado fue una serie de televisión para la cadena española Antena 3, desde el 24 de mayo de 2007 hasta el 13 de octubre de 2010.
http://es.slideshare.net/GabiGarrido/impresionismo-63744920
Manera artística o literaria de considerar y reproducir la naturaleza, atendiendo más que a su realidad objetiva a la impresión subjetiva o personal.
lunes, 20 de junio de 2016
Empatía
La espiritualidad en la asistencia a quienes sufren
Ante la enfermedad o la pérdida, la tarea de acompañamiento pasa por trascender lo material y apuntar a los valores últimos, a través de la comunicación empática y honesta.
Nadie puede acompañar a otro más allá de donde uno mismo ha llegado. Sólo podemos comunicar lo que tenemos y lo que hemos alcanzado. Para poder acompañar y aliviar el sufrimiento de quien está atravesando una situación difícil, ya sea una pérdida, una enfermedad física, emocional o mental necesitamos compasión, amor, ecuanimidad, comunicación empática y honesta, compromiso, práctica de la atención plena y autorreflexión, valores que surgen de la espiritualidad, una parte constitutiva esencial de los seres humanos.
La espiritualidad está relacionada con la capacidad de trascender lo material, la dimensión que tiene que ver con los fines y valores últimos y el significado existencial que todos buscamos.
El concepto de espiritualidad se encuentra en todas las culturas y sociedades. Se expresa como una búsqueda individual del sentido de la existencia y a través de la participación en la religión y/o la creencia en un Ser Superior, la familia, el encuentro con los otros, la naturaleza, el humanismo y las artes.
La espiritualidad está reconocida como factor que contribuye a la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas. Desde ella se responden preguntas como ¿Quién soy yo? ¿Qué he venido a hacer aquí? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Qué puedo esperar? ¿Qué hay después de la muerte?
Se caracteriza por la capacidad de búsqueda de sentido en la vida, de tener confianza y coraje, de amar y perdonar, sentido de integridad, trascendencia y legado, de ver más allá de las circunstancias. Capacita a las personas a encontrar un sentido en el sufrimiento y trascenderlo.
Desde mi experiencia en el acompañamiento de pacientes con enfermedades graves, considero que tener en cuenta el sufrimiento de las personas, especialmente en el final de la vida como objetivo de atención médica, no debería estar aislado de los otros objetivos que tiene la medicina, relacionados con la prevención y la curación de las enfermedades.
El sistema sanitario en los últimos años se ha orientado más hacia la curación y ha dejado de lado lo que nunca debiéramos olvidar de hacer: ACOMPAÑAR Y ALIVIAR, que, en última instancia, es lo que siempre podemos hacer.
El acompañamiento por parte de los profesionales de la salud en momentos de crisis como consecuencia del padecimiento de enfermedades graves y, más aún, con riesgo de vida, debe buscar ayudar a encontrar sentido a lo vivido, la paz y la reconciliación con la propia biografía, promoviendo al máximo la conexión amorosa con el entorno (familia, amigos, equipo), generando una esperanza realista, ayudando a aliviar el sufrimiento a través de intervenciones específicas orientadas a promover la integridad de la persona, permitiendo trascender aquello que no se puede cambiar.
Para ello, los profesionales necesitamos contar con habilidades específicas, basadas en la capacidad de atención empática y no discursiva, capacidad de identificar los miedos y recursos del paciente y debemos tener, por sobre todo, la voluntad de acompañar en esta situación, es decir, desarrollar la compasión.
“La medicina debe tender un puente con la espiritualidad”
“La medicina debe tender un puente con la espiritualidad”
Marina Borenzstein presentó en Villa María su libro “Enfermé para sanar”, en el que cuenta el día a día de su lucha contra el cáncer de mamas. Un diario íntimo de la vida cotidiana de una mujer que, más que enfrentarse a una enfermedad mortal, eligió ponerse ante una oportunidad de vida.
“El libro salió de mis manos y llegó a las librerías sin que yo tuviera la menor idea si a la gente le iba a gustar. Y la verdad es que cada vez me encuentro con más gente que dice que le doy fuerza, esperanza, tranquilidad para ponerse bien”, contó la actriz, quien es hija del legendario Tato Bores y está casada con el actor Oscar Martínez.
“Él me acompañó muchísimo, me contuvo, se desesperó, se asustó, por momentos yo tenía que contenerlo a él, tuvimos que ir a terapia juntos. Me fue acompañando y todo lo resolvimos juntos.
A mi marido le dije que a esta calidad de vida no la quería más. Quería vivir feliz y si me tenía que morir, me moría”, relató sobre la decisión de dejar de tomar un medicamento que la ponía muy mal de carácter.
La autora del libro presentó su publicación en el auditorio del Centro Cultural Leonardo Favio, en el marco de una actividad por la semana de la prevención del cáncer de mamas organizada por la empresa Roentgen.
Los límites de la ciencia
En su mensaje, Marina Borenzstein sostiene que “el sistema de la medicina no alcanza” para abordar problemáticas como la de un cáncer. Entiende que el médico le va a dar unas herramientas al paciente, pero que cada uno tiene que salir a buscar otras. “Para la gente es mucho más simple tomarse una pastilla que ponerse a meditar 20 minutos. Cuando conocí la meditación, eso es posta.Conectarse con uno mismo, bajar los decibeles, es mejor que cualquier remedio”, agregó.
Oriente y Occidente
Entiende que lentamente distintos sectores comienzan a darse cuenta que hay dos mundos que se tienen que fusionar. “Oriente lo tiene totalmente incorporado. La gente naturalmente está acostumbrada a meditar. En Occidente la gente no tiene el hábito. Hay hospitales en España Estados Unidos que están incorporando técnicas como reiki, meditación, yoga, masajes, cosas que están científicamente comprobado que ayudan en el tratamiento”.
Dice que se trata de ayudar a que la ciencia brinde mejores resultados. “Es fundamental que la medicina haga un puente con la espiritualidad, sino la gente no se va a sanar. Se va a curar por un rato, nada más”.
Camino propio
Con una agenda apretada de presentaciones en todo el país, la autora dice que quiere llevar su experiencia a otros países y confesó que se sintió muy sola en la búsqueda de entender la ciencia y encontrar el camino de la meditación como respuesta.
“Me sentí muy sola y desamparada. Toda esta búsqueda la hice por mi cuenta, leyendo un poco de cada libro, personas que fueron llegando a mi vida, médicos. Armé un camino propio, largo y tedioso, y que ahora le está sirviendo a otros.
Dijo también: “Nunca me pregunté por qué a mi. Siempre pensé para qué a mi. Decía que esta enfermedad venía a decirme algo. Trataba de entender por qué mi cuerpo llegó a esto. No lo viví como un castigo”.
Música unida a espiritualidad
¿Hay algo que se pegue más que una buena melodía?
Cada vez que se escucha una canción se evoca un momento, una etapa determinada de la vida, un amor que pasó…
Desde el año 1500 aC ya había constancia de la influencia de la música sobre el cuerpo humano considerándola como un agente capaz de curar el cuerpo, calmar la mente y purificar el alma.
Los griegos de la Antigüedad dedicaron gran atención a la música no sólo como instrumento para la educación sino como un recurso estimulante que mejora los estados anímicos, la memoria y la concentración.
Aristóteles fue uno de los que realizó notables aportaciones sobre la naturaleza del sonido y sus efectos sobre las emociones, el carácter, el comportamiento y la salud. El poder terapéutico de la música es incuestionable.
Pero, ¿por qué se conceptualiza la música como un alimento para el alma?
En este caso, la palabra alma se puede asociar a la consciencia, al interior de cada uno.
La música favorece la relajación, aleja los malos pensamientos y sumerge a las personas en un estado de armonía mental. Se puede decir que es un alimento que trae alegría, paz, expectación de lo bueno, y la belleza del sonido penetra en lo más profundo del ser.
Actualmente, la musicoterapia como disciplina de salud se ha extendido alrededor del mundo.
La musicoterapia reduce la ansiedad a través de la música y sus componentes. Esto aumenta el optimismo, promueve la calma y hace que los pacientes se olviden de la mayoría de sus problemas tantos físicos como emocionales, sociales y cognoscitivos.
¿Qué es lo que hace que la música tenga un efecto sanador?
La armonía, la melodía y el ritmo tienen un efecto curativo. Escuchar música puede llevar a uno a alturas de belleza y revelación espiritual. De igual forma, contribuye a la espiritualización del pensamiento en la vida diaria y a mantener una atmósfera elevada que ayude a mantener sano el ambiente. La música resulta inspirativa y acerca a la conexión con todo lo divino, lo supremo, permitiendo llegar a un mayor entendimiento de las ideas del Alma.
La escritora Mary Baker Eddy valoraba la música y destacó en uno de sus libros, Escritos Misceláneos que “la música es la armonía del ser; mas la música del Alma aporta las únicas melodías que conmueven los acordes del sentimiento y despiertan las cuerdas del arpa del corazón”.
Puedes sentir la música en tu corazón y dejar penetrar esa armonía en el fondo mismo de tu ser. Así te sentirás sano.
Neurociencia
Las neurociencias son un conjunto de disciplinas científicas que estudian la estructura y la función, el desarrollo de la bioquímica, la farmacología, y la patología del sistema nervioso y de cómo sus diferentes elementos interactúan, dando lugar a las bases biológicas de la conducta.
Un tema super interesante.
martes, 14 de junio de 2016
Día Mundial del Donante de Sangre 2016: La sangre nos conecta a todos
Día Mundial del Donante de Sangre - 14 de junio de 2016
El tema de la campaña de este año es «La sangre nos conecta a todos». La campaña se centra en agradecer a los donantes sus donaciones y destaca la dimensión de «solidaridad» y «conexión» que existe entre donante y paciente. Además hemos adoptado el lema «Comparte la vida - Dona sangre» para llamar la atención sobre la importancia de los sistemas de donación voluntaria como vía para fomentar el cuidado del prójimo y la cohesión comunitaria.
La campaña gira en torno a los testimonios de personas cuyas vidas han podido salvarse gracias a una donación de sangre, con el fin de motivar a los donantes habituales a que sigan donando sangre y alentar a las personas que gozan de buena salud y nunca han donado, en especial a los jóvenes, a que empiecen a hacerlo.
Información general
El 14 de junio de cada año se celebra en todo el mundo el Día Mundial del Donante de Sangre. Su objetivo es agradecer a los donantes su contribución voluntaria y desinteresada, que permite salvar vidas humanas, y concienciar sobre la necesidad de donar sangre con regularidad para garantizar la calidad, seguridad y disponibilidad de sangre y productos sanguíneos para quienes lo necesiten.
Las transfusiones de sangre y los productos sanguíneos contribuyen a salvar millones de vidas cada año. Permiten aumentar la esperanza y la calidad de vida de pacientes con enfermedades potencialmente letales, así como llevar a cabo procedimientos médicos y quirúrgicos complejos. También desempeñan un papel fundamental en la atención materno-infantil, los desastres naturales y los desastres provocados por el ser humano, pues permiten salvar la vida de muchas personas.
Sin embargo, en muchos países la demanda supera a la oferta, y los servicios de sangre han de enfrentarse a muchas dificultades para conseguir que el suministro de sangre sea suficiente, y garantizar, al mismo tiempo, su calidad e inocuidad. Únicamente puede garantizarse un suministro de sangre adecuado mediante donaciones periódicas voluntarias no remuneradas. El objetivo de la OMS es que, de aquí a 2020, todos los países obtengan su suministro de sangre de donantes voluntarios no remunerados.
En la actualidad, solo hay 62 países en el mundo donde el suministro nacional de sangre procede casi en su totalidad de donaciones voluntarias no remuneradas, mientras que 40 países siguen dependiendo de donaciones procedentes de familiares o incluso de donantes remunerados.
Hacen falta médicos que sean capaces de conectar con el paciente
Quiso hacer de la Medicina algo más profundo, más humano. Quiso que los pacientes no se sintieran como una cosa o una enfermedad. Tener en cuenta el aspecto esencial del ser humano. Christina Puchalski, fundadora y directora del Instituto George Washington para la Espiritualidad y la Salud.
El desarrollo tecnológico ha puesto el centro de la Medicina en encontrar un tratamiento, pero no en un cuidado integral del paciente. Sin embargo, hace unos 150 años la Medicina era muy holística, y sigue así en las culturas orientales que tienen esa visión de cuerpo y mente. Fue en el siglo XX, cuando se produjo una división entre lo que se pensaba como cultural y espiritual frente a la ciencia. Y aunque ésta ha sido muy buena, ha habido muchos avances, el abandono del aspecto holístico de la persona hizo que en los 80 y 90 los pacientes estuvieran muy decepcionados con ese enfoque porque sólo se centraba en la enfermedad.
Pero, ¿de eso se trata la Medicina, no? ¿De curar enfermedades?
Sí, pero no así. Cuando estudié Medicina a principios de los 90, me sorprendía mucho que a los pacientes se les tratara como si fueran una enfermedad. Por ejemplo, se decía: 'el cáncer de mama de la habitación 223'. Pero, el paciente no es una enfermedad. Se perdió la parte más humana. Muchos médicos y enfermeras que se sentían desconectados de su profesión, de su vocación. Ellos habían hecho esta profesión para ayudar a la gente, para tener una relación con sus pacientes y, de repente, lo que pasaba es que veían a muchísima gente a lo largo de un día pero sólo centrándose en la tecnología y la enfermedad. No sé si en España ocurre igual, pero en EEUU la tasa de suicidios entre médicos es muy elevada, más que la población general. Los médicos dijeron que querían que se adoptara un enfoque holístico. Hay estudios, realizados en EEUU, que muestran que los pacientes quieren que el médico se ocupe también de su parte espiritual y que ésta forme parte de los cuidados que se les da.
¿La espiritualidad va unida a una creencia religiosa?
No, en absoluto. La espiritualidad es un aspecto esencial del ser humano. Es una vida interior, algo que no es mente y cuerpo sino espíritu. Es algo más amplio que la religión, un proceso dinámico mediante el cual la gente encuentra transcendencia, un sentido final a su vida. Tiene una conexión con lo sagrado, que puede incluir religión pero también cualquier otra cosa que cada uno entienda como significativo, que le ayude a la persona a encontrar su ser interior. Puede estar basada en los valores, las creencias, prácticas como el arte, la meditación, el deporte, la poesía... Hay muchas prácticas diferentes que les permiten a los demás conectar con su mundo interior.
¿Y eso cómo se traduce en la práctica clínica?
Yo soy médico y me ocupo de cuidados paliativos, geriatría y también soy internista. Si uno mira la medicina como ciencia pura, lo que tengo que hacer para centrarme en la parte científica de la medicina es hacer las preguntas adecuadas a mi paciente y que me conteste para hacer un diagnóstico. Pero si el paciente no confía en mí y no le conozco, no puedo realizar un diagnóstico correcto. Ni siquiera puedo llevar una práctica científica de la medicina sin tener esa dimensión compasiva o de conexión con el otro. Ambas cosas son necesarias. Hace falta tener médicos que sean excelentes clínicos y médicos que sean capaces de conectar con el paciente y de tener compasión por él.
Usted ha desarrollado una herramienta, ¿en qué consiste?
Es algo que cree en los 90 junto con otros tres médicos más. Son una serie de preguntas bastante sencillas que se sugieren para iniciar una conversación con el paciente. Tratan de desgranar aspectos de la persona desde el punto de vista familiar, laboral, y el aspecto más íntimo. Cuáles son sus aficiones y qué le suponen, qué les da sentido a su vida: la familia, los amigos, los valores... Cuál es su grupo de apoyo... Y cómo quieren que el médico integre todo eso en su tratamiento. Todo esto es importante porque si tengo un paciente que me dice que medita a diario, o que pinta, o hace ejercicio, o va su parroquia y la próxima vez que le vea me dice que ya no lo hace, entonces tendré que averiguar qué pasa. A veces es porque hay algo en su vida que ha cambiado: un divorcio, el trabajo, una depresión... Es muy importante comprender qué está ocurriendo en la vida de un individuo y centrarte en esos cambios.
¿Por qué decidió especializarse en esta rama?
Hay una parte personal y otra profesional que me influyeron. Mis padres son polacos y cuando eran muy jóvenes estalló la Segunda Guerra Mundial. Sobrevivieron pero tuvieron muchas pérdidas de familiares y amigos. Se casaron en Inglaterra y luego se fueron a Estados Unidos. Muchos años después nací yo. Ellos ya tenían cierta edad y una visión del mundo y de la vida diferente. Me enseñaron muchas cosas sobre lo que es importante en la vida. Lo importante que son los valores, cómo hay que tratar a la gente. Me inculcaron que lo que tiene más valor es hacer algo que a uno le mantenga en pie frente a las pérdidas.
¿Y en la parte profesional?
Antes de estudiar medicina, hice investigación en los Institutos de Salud (NIH) de Maryland. Los pacientes que van allí son los que tienen enfermedades muy graves y acuden para recibir un tratamiento experimental. Yo ya tenía una gran vocación de médico y siempre iba a hablar con ellos. Tenían historias sorprendentes. Aunque habían pasado por momentos muy difíciles, no era gente desesperada. Entonces fue cuando pensé que necesitábamos tratar a la persona en su conjunto, no sólo la parte médica, sino centrarnos en fortalecer a la persona interiormente. Luego estudie medicina y en segundo año de carrera escribí una propuesta para que se introdujera una asignatura llamada espiritualidad médica. Empezó siendo una asignatura optativa pero, a los alumnos les gustó tanto y a los profesores también, que sencillamente se integró como asignatura obligatoria en la Universidad de Washington.
¿Los cuidados paliativos son un buen modelo de la medicina?
Sí. Todo el mundo debería recibir la atención sanitaria más compasiva desde el principio hasta el final de la vida. Debería centrarse en lo que es más importante para el paciente y su familia. En que el enfermo pudiera hacer lo que es importante para él: dejar un mensaje a sus hijos o nietos, dar un paseo si quieren y pueden. Que tengan la oportunidad de hacer lo que quieran y que se sientan apoyados, tanto él como su familia, por el equipo médico, para poder disfrutar de esos momentos preciosos.
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